CRIM DE GERMANIA
Es
una novela de 1979 escrita por Josep Lozano, publicada en 1980, con
prólogo de Pere Calders y reeditada en 2005, con prólogo de Vicent
Salvador (revisada y ampliada, con dos nuevos capítulos), existe
asimismo una versión en castellano de 1989. Se sompone de 11
capitulos (estructura externa) pero sin orden cronológico lineal. El
capítulo 1 esta fechado en 1527 (quinto aniversario de la batalla de
Almenara) y el resto de capítulos están centrados en la guerra de
las Germanías (1519 a 1522). En la edición de 2005 se incluye un
prólogo de Vicente Salvador. Se puede leer como 11 hsitorias
independientes conectadas por el contexto histórico de guerra de las
Germanías. El género predominante es el narrativo (a modos de
pequeños cuentos independientes) pero también existe el genero
epistolar (capítulo 11: cartas de mossen Adriá fechadas desde 1519
a 1562) y el discurso (sermones de “El Encubierto” en Xátiva y
Alzira en 1521). El estilo es realista, salvo en el capítulo 1 (El
Banquete) que podriamos definir como “realismo mágico”. Fuera de
clasificación estan las fichas policiales (capítulo 4) que solo
pueden ser obra de la Inquisición, ya que incluyen tanto a los
rebeldes agermanados como la la virreina Germana de Foix (de la que
destaca su “ambiguedad sexual”, que hoy diriamos bisexualidad).
El
contexto histórico. Antes de leer la novela hay que tener unas
nociones de lo que supone el periodo histórico valenciano conocido
como “Guerra de las Germanías” (1519 a 1522). La crisis comienza
en 1519 por la petición de los valencianos al Rey para que viniese a
jurar los fueros de Valencia, en este contexto político se produce
una epidemia de peste con la consiguiente marcha de la nobleza a sus
feudos, dejando un vacío de poder, y la amenaza de los berberiscos,
que es aprovechada por los gremios para armarse. El rey no pudo venir
a Valencia por estar mas pendiente de obtener la corona imperial de
Aquisgran (1520) y trata de jurar los fueros a traves de su
lugarteniente Adriano de Utrech (despues papa Adriano VI) cosa que es
rechazada por los agremanados (al final la jura del rey Carlos se
realizaría en 1528).
Las
primeras victimas de la guerra fueron los homosexuales a quienes un
predicador dominico de nombre Castelloli achacó la causa de la peste
como un “castigo de Dios”. Despues de constituye la “Junta de
los Trece” donde se se dibujan dos bandos: los moderados de Juan
Llorens que fracasan en sus negociaciones y los radicales de Vicent
Peris que se hacen con la mayoria: la guerra estaba servida (capítulo
6: El debate). Es curioso que desde la óptica mitificadora de los
agermanats se silencie que los catalanes enviaron una compañía para
luchar contra ellos o que Morella (la patria del “patriota”
Francesc de Vinatea) se enviase otra. En la novela se pasa de
puntillas por la batalla de Almenara, ganada por los “mascarats”
del duque de Segorbe, gracias sobre todo a las caballeria morisca de
Cosme de Abenamir, y se glorifica las batalla de Gandía, donde
Vicent Peris vence al virrey Diego de Mendoza (capítulo 7: El día
de la sangre) así como su dramática muerte en Valencia (capítulo
8: La muerte de Vicent Peris).
Los
agermanats moderados tratan de negociar con Adriano de Utrech
La
guerra de las Germanías fue antes que nada una guerra civil entre
valencianos, con dos bandos en lucha “agermanats” y “mascarats”.
El bando de los “agermanats”, perdedores de la guerra de civil ha
sido mitificado tanto por los escritores románticos del siglo XIX
(Vicente Boix) como por los escritores nacionalistas del siglo XX
(Josep Lozano), cuando la realidad fue mucho más compleja, como dice
Lozano al Levante-EMV (2005): “si no hay mitos no hay país”.
Hay
que recordar que se mitifica a los “agermanats” casi como unos
“democrátas” en contras del feudalismo, cuando victimas de los
“agermanats” fueron dos colectivos totalmente desamparados: los
homosexuales y los moriscos. En esta novela (en especial en la
versión revisada de 2005) Lozano trata de dar voz a estos
colectivos, pero sin la claridad con que se retrata a los “héroes”
de la Germanía como Vicent Peris. Mossen Adriá acabó exiliado en
Cerdeña y Felip Quzman en Arabia, pero no fue a causa de la
represión de los “mascarats” sino a la intolerancia de los
propios “agermanats”. Por otra parte se hace una lectura
“nacionalista” de los agermanats, cuando lo cierto es que los
“Fueros” de Valencia amparaban la autonomía de los moriscos y
que la acción antiforal de los agermanats en 1525 fue la causa de la
rebelión morisca de 1526 y de su expulsión en 1609. Para compensar
en 2005 añade el capítulo “La señal evidente” donde Zaad
Alagacel, ante una matanza de moriscos en Polop por los agermanados
(1521) les declara la “guerra santa” y entrega a Guillem Sorolla
a los mascarats.
De
esta visión torticera de la historia es victima Germana de Foix a
quien en el capítulo “El Banquete” se la presenta como un ser
patético, vengativo y rencoroso. En este caso no me queda sino que
hacer una vindicación de la virreina Doña Germana, una mujer “con
mando en plaza” en una sociedad muy masculina y patriarcal. La
represión de las Germanías fue dictada por el rey Carlos I y
asumida por los tribunales que dictaban las sentencias y el
gobernador Jerónimo de Cabanilles, que las ejecutaba, ¿de donde
sale pues que fue la Virreina quien mandó ejecutar a los
“agermanados”? ¿porque no se culpa al rey, a los jueces o al
gobernador? La cifra de 800 muertos es exagerada, estudios más
neutrales sacados de los dietarios de las época los cifran en unos
90 (frente a los mas de 1000 constatados en las Germanias de
Mallorca). En cualquier caso hay que recordar que la guerra produjo
12.000 muertos y en ello nada tuvo que ver Germana de Foix. Es cierto
tambien que los gremios tuvieron que pagar una indemnización de
360.000 ducados, pero los daños de la guerra se calculan en
2.700.000 ducados y la economía valenciana no se recuperó hasta el
siglo XVIII. La inquina del autor por la Virreina en la que
personaliza la represión de las Germanias la hace victima de un
acoso macabro, con ramalazos de necrofilia y la llega a matar por un
enjambre de moscas, a modo de venganza o “justicia poética”. Por
cierto el banquete era el julio y no podían haber por tanto granadas
(que son de octubre).
Entre
los personajes a destacar yo me quedaría con dos secundarios y
marginales.
-Antonio
Navarro “El encubierto” un judio de Aragón que se hace pasar por
nieto de los Reyes Católicos y pretende ser nombrado papa de Roma y
representa a esos judios supervivientes de 1492.
-La
Corvina, una prostituta negra acusada de nigromancia por la
Inquisición y casada con Canonge Ester, bufon de la virreina Germana
de Foix.